jueves, 22 de enero de 2009

En la Ciudad Roja. En la puerta azul.




Huyendo de mi mismo
encontre el paraiso ansiado.
Me acogieron las calles
y aún no estando
mi sombra esta.
En los zocalos,
en los aleros de tejados planos.
En la Ciudad Roja.
En la puerta azul
y en la blanca.
En el nido de cigüeñas.
En el datil caoba.
En las aguas secas de río
sin cauces de ausencias.
En ojos que atrapan
con miradas seductoras.
En la tos cacofonica
que se escapa de un balcón
en una noche calurosa.
En una darbuka
que suena, entre otras.
En un paseo
que ameneciendo,
mas que paseo es sueño.
En los bancos del parque
desierto,
que aún conservan vivas
la sombras de un amor
clandestino.
En la huida eterna del yo,
desvanecido en parades
rojas.
Encontre el paraiso ansiado,
un poco mas alla,
de mi olvido.
Del olvido de mi mismo,
que tan solo es sombra
en la canicula, obvia,
de una noche sin estaciones intermedias
sin mañana sin tarde,
solo noche.

Amando siempre,
paraisos ansiados
donde diluir,
mi doloroso yo.



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